Con la llegada del invierno las macetas de fresal, repartidas por todo el país y recogiendo muestras de metales pesados que servirán para medir la calidad de nuestro aire, pueden sufrir con las inclemencias meteorológicas y cambiar su patrón de crecimiento y su vigor.

Una de las características más llamativas de nuestra maceta es la posibilidad de que desarrolle estos días hojas que se tiñen de colores pardos o rojos, y nos puede hacer pensar que esas hojas son síntoma de problemas: por el frío que sufren, por falta o exceso de agua y cuidados…

Si nos encontráramos en una época calurosa del año, la falta de riego o un descuido podrían ser causa del cambio de coloración de las hojas… Pero en invierno podemos pensar en que la razón es diferente.

Una pequeña investigación realizada por la responsable del blog Non Perfect. El Blog Imperfecto nos propone una razón del cambio de colores en las hojas de nuestros fresales:

«Las hojas dejan de producir clorofila cuando las temperaturas son frías y hay menos horas de luz. Hay menos verde… A la vez, los carotenoides y las antocianinas que estás en las hojas se ven más (al no existir competencia con la clorofila) y son los responsables de los colores amarillos, ocres, anaranjados y rojos.

Estos pigmentos ayudan a mantener la hoja en activo, la protegen de los rayos ultravioleta y actúan como protectores ante una posible congelación de sus células».

Ejemplo de coloración de las hojas de fresal. Autora: NonPefect blog.

Así que no hace falta preocuparse por estas hojas que aparecen repentinamente en nuestro fresal durante los meses de invierno. Eso no significa que debamos descuidar su cuidado.

Gracias a https://nonperfect.com/ por haber dado respuesta a esta cuestión. Las fotografías que ilustran esta entrada pertenecen a este blog.